martes, 23 de junio de 2015

Descifran el nombre jeroglífico de la tumba del rey maya Pakal

A 63 años de haber sido descubierta la cámara funeraria más imponente y espectacular de la América precolombina (el 15 de junio de 1952), Guillermo Bernal Romero, investigador del Centro de Estudios Mayas (CEM) del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) de la UNAM, descifró el glifo maya T514, que significa yej: “filo”, y que ha permitido leer, por primera vez, el nombre de la tumba del rey Pakal.
En el Templo de las Inscripciones, donde se encuentra la cámara funeraria descubierta por el arqueólogo Alberto Ruz Lhuillier, se lee “La Casa de las Nueve Lanzas Afiladas es el nombre de la tumba de K’inich Janaahb’ Pakal, Sagrado Gobernante de Palenque”.
Pakal fue un famoso gobernante, quien reconstruyó el poder dinástico de Palenque después de una época de guerras. Antes del logro epigráfico de Guillermo Bernal, T514 no tenía lectura. Era un glifo con una clave en el catálogo del mayista inglés Eric Thompson; los especialistas no lo habían podido interpretar, pero conocían su importancia y su relación con contextos bélicos. Se sabía que a veces tiene un complemento fonético al principio y otro al final: ye-YEJ-je.
Llegar a comprender el significado de T514, yej: “filo”, fue resultado de una búsqueda sistemática bajo otras líneas de investigación. Al estudiar otros aspectos del jaguar, animal sagrado para los mayas, Bernal Romero revisó varios cráneos; al ver el molar superior, llamado diente carnicero, tuvo la impresión de que su forma la había visto en alguna parte: en un glifo.
En efecto, la forma básica del misterioso logograma refleja la temible pieza dental, que para los mayas fue un referente adecuado para expresar la palabra yej: “filo”. Al unir los glifos yej y te’, “lanza”, formaron la expresión yej te’, “lanza afilada”.
La Casa de las Nueve Lanzas Afiladas, B’olon Yej Te’ Naah, es un nombre relacionado con los nueve guerreros que fueron representados en los muros de la cámara mortuoria de Pakal “el Grande”.
Pero el desciframiento tiene más implicaciones que permiten entender más de 50 textos glíficos que eran incomprensibles o que no se entendían bien, y que relatan guerras, capturas, nombres de casas, de dioses o de patronos de la guerra, invasiones, entradas a ciudades y sacrificios de prisioneros, provenientes no sólo de Palenque, sino también de Toniná, Piedras Negras, Dos Pilas, Yaxchilán y Dzibanché, entre otros sitios, explicó el epigrafista en conferencia de medios.
Por ejemplo, la expresión está presente en títulos guerreros, como el yajaw yej te’, “Vasallo de la Lanza Afilada”, que empleó el gobernante palencano K’inich Ahkal Mo’ Naahb’, nieto de Pakal.
El experto explicó que la epigrafía es una disciplina filológica, historiográfica, con conexiones con la arqueología y la lingüística; se trata de un engrane para distintas disciplinas, como la iconografía. Y tal es parte del trabajo que se hace en el CEM. “El mundo de la escritura es maravilloso; al ser humano le gusta descubrir misterios y enigmas, y la epigrafía maya es todavía una de esas disciplinas románticas en las que se puede llevar a cabo ese anhelo”.

Al respecto, señaló que alrededor del 20 por ciento de los glifos mayas no ha sido descifrado; de los más frecuentes ya se conoce el significado. Yej lo era, por eso es tan relevante el descubrimiento.

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