En
2014, las fuentes de financiación pública y privada que los países
desarrollados movilizaron en el marco de la lucha contra el cambio
climático en los países en desarrollo alcanzó la cifra de 62,000
millones de dólares, frente a los 52.000 millones de 2013; con ello,
en el bienio 2013-14 se ha alcanzado un promedio anual de 57.000
millones de dólares, de acuerdo con un nuevo estudio realizado por
la Organización de Cooperación y Desarrollo Economico (OCDE) en
colaboración con la Iniciativa de Política Climática (CPI).
La
financiación para el cambio climático en 2013-14 y el objetivo de
100.000 millones de dólares ofrece
una estimación actualizada y sólida de la financiación pública y
privada conseguida por los países desarrollados en cumplimiento de
sus compromisos adquiridos en los Acuerdos de Cancún de la
Conferencia de las Partes del año 2010. En el contexto de unas
iniciativas decididas de atenuación del cambio climático y de una
actuación transparente en su aplicación, con el objetivo de
alcanzar en 2020, actuando de forma conjunta, la cifra de 100,000
millones de dólares al año en fondos para abordar las necesidades
de los países en desarrollo.
El secretario
general de la OCDE, Angel Gurría, comentó que “nuestras
estimaciones nos animan a ser optimistas en cuanto a los avances
logrados. Se calcula que la financiación conseguida por los países
desarrollados en 2014 ha alcanzado una cifra total anual de 62,000
millones de dólares. Estamos aproximadamente a mitad de camino en el
tiempo que nos hemos marcado, mientras que en términos de la
financiación lograda, hemos superado ya esa primera mitad; no
obstante, está claro que aún queda bastante por hacer”.
Estos
cálculos se elaboraron a petición de los gobiernos de Perú y
Francia, en el contexto de sus responsabilidades como presidencias
saliente y entrante de la Conferencia de las Partes (COP). Los flujos
de financiación para el clima son un importante elemento de las
negociaciones durante el período previo a la COP21 de París, donde
se espera que los países concluyan un nuevo acuerdo internacional
sobre respuestas frente al desafío del cambio climático más allá
de 2020.
La
estimación, de carácter preliminar, que presenta el informe,
engloba la financiación para el clima de origen tanto público como
privado conseguida en los años 2013 y 2014. El informe ofrece una
imagen fiel de los flujos de financiación climática, basada en
datos aportados expresamente por países y entidades financieras. La
financiación de los proyectos relacionados con el carbón se ha
excluido de esta estimación agregada.
La
estimación de la OCDE comprende los fondos públicos aportados por
los gobiernos de los países donantes a través de diversos
instrumentos e instituciones, incluidos préstamos sin
condiciones favorables. Incluye igualmente los fondos procedentes del
sector privado destinados a proyectos relacionados con el cambio
climático que han sido movilizados directamente gracias a
iniciativas públicas de los países desarrollados. Hay un
reconocimiento de a de la importancia que revisten las iniciativas de
fomento de la capacidad y las relacionadas con las políticas, así
como los entornos propicios. Sin embargo, es un desafío
destacado dar cuenta de ello en términos cuantitativos.
La
financiación pública, bilateral o multilateral, supuso más del 70%
de los flujos financieros en el bienio 2013-14, mientras que los
fondos movilizados por la iniciativa privada alcanzaron un porcentaje
superior al 25%; el resto correspondió a créditos a la exportación.
Más de tres cuartas partes del total de la financiación para el
clima estimada se destinó al apoyo a actividades de atenuación,
mientras que alrededor de un sexto se asignó a sostener medidas
adaptativas; un pequeño porcentaje iba dirigido simultáneamente a
ambas.
Publicado
con adelanto respecto a la COP21 para fomentar la transparencia sobre
los avances hacia el objetivo de los 100.000 millones de dólares, el
informe aprovecha otras recientes iniciativas internacionales
dirigidas a mejorar el seguimiento de la financiación climática,
incluida la Comisión Permanente de Finanzas de la COP. Las
enseñanzas extraídas de esta iniciativa pueden resultar útiles
para fundamentar las futuras medidas destinadas a mejorar la
transparencia y exhaustividad en la cuantificación, el seguimiento y
la información sobre la financiación para el clima.
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