lunes, 17 de octubre de 2016

Adoptan mexicanos el dolor en vez de combatirlo, revela estudio

La mitad de los mexicanos (una población estimada en 120 millones de personas) sufre algún tipo de dolencia por lo menos una vez a la semana. La recurrencia de los dolores oscila entre 9.5 y 4.2 veces al mes, según la zona en que éstos se localicen.
Pero, por mitos y factores emocionales, una tercera parte se resigna a vivir con los malestares sin hacer algo por remediarlos o paliándolo con algún remedio casero o alternativo; en sus padecimientos que mayormente se localizan en hombros, piernas, cuello y musculares.
Más que un enemigo a vencer, el dolor es considerado por buena parte de los mexicanos como una carga obligatoria que debe soportarse sin queja alguna. Si bien la mitad experimenta este tipo de malestares cada semana, más de una tercera parte (37%) no busca una solución terapéutica y, en el mejor de los casos, utiliza algún remedio –por ejemplo tés y fomentos– como aliciente, reveló la encuesta: “No te resignes y controla tu dolor”.
La Dra. Paola Maldonado, especialista en Medicamentos de Consumo de Bayer y Maestra en Bioética, informó que “por extraño que suene, los mexicanos elegimos soportar las molestias, pues creemos que esto nos hace ver fuertes y valientes. Así, quienes nos rodean nos prestarán mayor atención y aplaudirán este sacrificio…la recompensa emocional se vuelve más poderosa que la necesidad de atacar al dolor”.
De tal manera, en vez de buscar un medicamento antiinflamatorio o analgésico que controle eficazmente el dolor, 37% de los mexicanos acude a remedios caseros, terapias alternativas o, simplemente, no hacen nada contra las molestias.
Como resultado, durante los seis meses previos al estudio (el cual incluyó 2 mil 747 casos), 53% experimentaron dolor de cabeza leve; 50%, de espalda; 38%, dolencias musculares, 36% en el cuello, 30%, en las piernas, y 28%, cólicos menstruales. 

Añadió que “estos malestares se vuelven compañeros de vida de los mexicanos, pues su recurrencia oscila entre 9.5 y 4.2 veces al mes, dependiendo de la zona en que se localice el problema. Los más recurrentes son los de hombros, piernas, cuello y musculares. De hecho, 50% de los encuestados admitieron sufrir alguna dolencia por lo menos una vez a la semana”.
Explicó que esto se debe, en alguna medida, a que los mexicanos asumimos, sin cuestionarnos, falsas creencias sobre medicamentos y remedios para controlar el dolor. Consideramos que los remedios naturales son más seguros que los medicamentos; que los analgésicos generan adicción; que las medicinas son ‘artificiales’, por lo que pueden dañar al organismo en el largo plazo, y que tomar algún medicamento nos convierte en personas enfermas. Nada más alejado de la realidad.
Así, de acuerdo con la encuesta, los argumentos más frecuentes para no utilizar un tratamiento farmacológico son: “el dolor no era tan fuerte como para tomar un medicamento”, “no me gustan las medicinas”, “prefiero esperar a que la molestia desaparezca por sí sola”.
Lo cual, indicó la especialista, conlleva a que “las personas no controlen el dolor tiene como consecuencia que sufran innecesariamente e incluso se puede agudizar el dolor, generando otros problemas físicos y psicológicos como problemas de movilidad y estrés”.
Le pidió al público que esto no tiene por qué ser así. Actualmente se cuenta con un amplio arsenal terapéutico que permite controlar diversos tipos de dolores y de diferentes intensidades. Ejemplo de ello son los medicamentos de venta sin receta (OTC, por sus siglas en inglés), que ayudan a reducir la fiebre y a aliviar dolores de cabeza, musculares y la rigidez.
La especialista recomendo que entre los medicamentos para controlar dolor, los antiinflamatorios no esteroideos (AINES), además de tener un efecto analgésico, también reducen la inflamación, lo cual tiene un doble beneficio. Ejemplo de ellos son los que tienen como sustancia activa Naproxeno sódico.

El uso adecuado y responsable de estos medicamentos permiten que el sufrimiento, en la mayoría de los casos, deje de ser una carga con importantes consecuencias. Y es que convivir con algún malestar no es sinónimo de valor; por el contrario, puede trastocar múltiples aspectos de la vida interfiriendo con las actividades diarias, trastornando el sueño y los hábitos alimenticios, alterando el desempeño laboral y causando depresión y ansiedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario