El más reciente reporte del Comité
Internacional para la Recuperación de la Vaquita marina (CIRVA), confirma que
la situación de la especie se agrava ya que tan sólo quedan 30 ejemplares en
vida silvestre, detalló la organización ambientalista Greenpeace.
Lo cual, tira por la borda, el centésimo
programa interinstitucional, que la Secretaría de Medio Ambiente federal
(Srmarnat), dio a conocer en días pasados, y que al final redunda en que México
y dicha dependencia federal deje de recibir los apoyos financieros
internacionales que se allega.
Frente a los anuncios de la Secretaría de
Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) de la próxima implementación de
un plan de emergencia para salvar a la Vaquita Marina trasladando algunos
ejemplares a un santuario temporal, Greenpeace advierte que no hay ninguna
garantía de la eficacia de esta medida que justifique su implementación.
Al respecto, Rafael Pacchiano, Secretario de Secretaría
de Medio Ambiente federal (Semarnat), indicó, aún es factible el recuperar la
especie, pese a que sean quiza menos de 30 individuos los que sobreviven, de
ahí el programa que se ha implementado en donde, el epicentro del mismo es la
captura de varios individuos para ser llevados a un sitio para permitir su
reproducción asistida.
Sin embargo, pese a los anuncios de esta investigación,
explicó a medios de comunicación que no hay fecha fija para inicio de trabajos
de captura de vaquitas marinas, que se sigue analizando el sitio en donde se
llevarían a los especimenes, y finalmente, expresó que están las diversas
autoridades involucradas en el tema, analizando lo acontencido en el estudio de
CIRVA.
En cambio, advirtió la organización
ambientalista, existen factores de riesgo que deben considerarse: como la
mayoría de los cetáceos, las marsopas generalmente no se llevan bien en
cautiverio; la población ya se ha agotado drásticamente por lo que cualquier
pérdida es grave y la captura generará estrés adicional a los animales que
quedan.
Teniendo en cuenta esto, la probabilidad de
que la vaquita sobreviva, se reproduzca y sea capaz de ser reintroducirlas en
su hábitat parece muy delgada. El mismo Dr. Sam Ridgway, presidente de la
National Marine MammalFoundation reconoció en el comunicado oficial emitido por
Semarnat que las probabilidades están en
contra, y justificó la medida con el argumento de que “las comunidades
científicas sienten que es su obligación actuar” .
De acuerdo, a la organización Greenpeace, la
población de vaquita ha declinado en un 90% en los últimos 5 años - 49% tan
sólo en el último año 2015-2016-, según reporta el comité científico, siendo la
captura incidental en redes de malla empleadas para la pesca de totoaba con
fines comerciales en el hábitat de la vaquita la principal causa de su muerte.
En dicho estudio, se detalla que el organismo
científico plantea que esto es una evidencia que la pesca de totoaba aún ocurre
en la zona, a pesar de la prohibición de pesca con redes agalleras que perdura
hasta abril de este año. Sin embargo, las autoridades aún no se manifiestan
sobre las soluciones sustentables a largo plazo en el Alto Golfo de California
toda vez que la prohibición acabará pronto y las autoridades pesqueras no han
trabajado en soluciones reales para la vaquita y los habitantes de la zona.
Por su parte, Gustavo Ampugnani, director
ejecutivo de Greenpeace México, dijo que “estos son tiempos desesperados para
la vaquita, ya que se tambalea en el borde de la extinción. Por lo tanto, no es
sorprendente que las soluciones que están siendo sugeridas por aquellos que
quieren salvar a la especie sean también, cada vez, más desesperadas".
Denunció que el gobierno mexicano y la
comunidad internacional han fallado fundamentalmente en la protección de la
vaquita. Ninguna de las políticas implementadas en los últimos 25 años ha
tratado con éxito la causa conocida de captura incidental y muerte de vaquitas:
la pesca de totoaba para el lucrativo
comercio internacional.
“De muy poco servirá esta drástica medida si
el problema de fondo (la pesca de totoaba y el uso de las redes de enmalle) no
ha sido solucionado. Sabemos qué debe suceder para salvar a las vaquitas en su
hábitat natural: acabar con la pesca de totoaba pero no sólo desde el lado de
la vigilancia sino también con la aplicación de políticas de apoyo socio
económico en la región para involucrar a las comunidades en la protección de la
vaquita y el desarrollo de artes de pesca que no pongan en riesgo a otras
especies”, abundó Ampugnani.
Greenpeace lamenta que se tenga que
contemplar medidas como la captura y reproducción en cautiverio de esta especie
a pesar de las advertencias de más de dos décadas del dramático declive del
número de población de este mamífero endémico de nuestro país.
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