En los últimos 65 años alrededor del 60 por
ciento de la población urbana del planeta ha experimentado un calentamiento
local de 1.2 grados, que equivale al doble de lo que se ha calentado nuestro
mundo (calentamiento global) por el cambio climático en ese mismo periodo: 0.6
grados, destacó Francisco Estrada Porrúa, investigador del Centro de las
Ciencias de la Atmósfera (CCA) de
la UNAM.
El especialista indicó que uno de los
hallazgos encontrados como parte de su investigación fue que “los impactos
económicos producidos por la urbanización a través de la denominada isla de
calor serían 2.6 veces mayores a aquellos que se obtendrían midiendo únicamente
el cambio climático global”.
Por ejemplo, se gasta más energía para enfriamiento,
aumentan las emisiones de contaminantes y los riesgos para la salud humana son
mayores.
Indicó que si no se toman en cuenta estos
factores, subestimaríamos de manera importante los costos que las ciudades
enfrentarían ante el cambio climático.
Ello basado en el artículo Evaluación
económica global y las políticas de ciudades para reducir los impactos del
cambio climático, publicado en la revista NatureClimateChange, estudio elaborado por un equipo
internacional de economistas liderado por un investigador de la UNAM, por
primera vez se evalúan los impactos económicos del cambio climático global y
local en las grandes ciudades del mundo.
Estrada Porrúa mencionó que las metrópolis
tienen características particulares que las pueden hacer potencialmente
vulnerables al cambio climático. “Por ejemplo, actualmente 50 por ciento de la
población mundial vive en ellas y esta proporción va a aumentar durante este
siglo; además, producen 80 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial,
sin olvidar que también en estas urbes convergen otros problemas ambientales
importantes”.
Nos enfocamos en un problema particular que
se llama isla de calor, que ocurre con el proceso de urbanización. “Si
comparamos un área rural con una ciudad, esta última tiene una temperatura más
elevada porque al urbanizar se cambia vegetación y cuerpos de agua por otros
materiales como concreto y asfalto, que tienen una capacidad térmica mayor; es
decir, almacenan calor y luego lo emiten”, explicó.
Esto lleva a que tengan una temperatura más
elevada y presenten cambios en los patrones de precipitaciones y de vientos. La
situación debe ser considerada porque en el futuro este calentamiento por isla
de calor será más fuerte.
Por ejemplo, para 2050 se espera que las
grandes urbes se calienten alrededor de dos grados adicionales al calentamiento
proyectado por cambio climático global, y para finales de este siglo una cuarta
parte de las grandes metrópolis del planeta se podrían calentar siete grados o
más por efecto del cambio climático local y global, detalló.
El incremento de temperatura en una ciudad
también trae consigo repercusiones económicas. “Se gasta más energía para
enfriamiento, aumentan las emisiones de contaminantes del aire y los riesgos
para la salud; el confort humano se reduce, la calidad del agua puede disminuir
y las olas de calor pueden volverse más frecuentes, lo cual afecta la
productividad de los trabajadores”, expuso.
El especialista señaló que en el estudio
también se analiza qué se puede hacer a escala de ciudad y los beneficios que
se podrían obtener a partir de acuerdos internacionales para reducir las
emisiones de gas de efecto invernadero.
Por ejemplo, una de las ventajas importantes
de las acciones locales es que son políticamente más fáciles de llevar a cabo
porque su implementación sólo depende de cada ciudad, como el uso de techos
blancos o verdes y de pavimento reflectante o claro.
Estas medidas además de ser económicamente
eficaces, mejorarían la calidad del aire, la salud, y proporcionarían un
ambiente urbano más agradable.
Indudablemente, apuntó, estas opciones
locales pueden ayudar si no hay un acuerdo global para la reducción de la
emisión de gases de efecto invernadero, porque si se implementan, aunque no
haya acuerdo podríamos aminorar de manera importante los impactos en las
grandes ciudades.
Una de las aportaciones importantes del
artículo (en el que también colaboran investigadores
del Instituto de Estudios Ambientales de la Universidad Libre de Ámsterdam en
los Países Bajos y la Universidad de Sussex en Reino Unido) es que muestra que se debe actuar a
nivel global y local para llevar los impactos del cambio climático a un rango
manejable.
Además, abre la puerta para que se realicen
estudios más específicos y saber qué acciones se pueden implementar de manera
concreta en ciudades como la de México.
Finalmente, afirmó que la publicación en una
revista internacional de gran impacto es un reconocimiento a la investigación
sobre cambio climático que se hace en México y en la UNAM.
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