Alejandro Alagón Cano, del
Instituto de Biotecnología (IBt) de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), quien es parte de la Alianza Internacional Antivenenos para África,
indicó que como resultado de su investigación y la de su grupo de trabajo,
desarrolló un antiveneno que actualmente se utiliza en siete países del
continente africano.
Esta Alianza es integrada por la
Sociedad Africana de Venenología y el Instituto de Inmunoquímica Farmacología
de Venenos y Respuesta a Emergencias de la Universidad de Arizona, que tiene
como principal objetivo enfrentar el desabasto de antivenenos para el
tratamiento de mordeduras de serpientes en esa región del mundo.
El científico mexicano en su
participación consiste en establecer qué venenos utilizar con el fin de obtener
un antiveneno eficiente para tratar el envenenamiento por mordedura de
diferentes serpientes. Algunos venenos de serpientes son similares en su
composición, explicó, y esto permite que un antiveneno neutralice varios
venenos.
Relató que tras diversas
investigación consiguió el antiveneno mexicano que se utiliza en siete países
de África y que es efectivo ante la ponzoña del 90% de las especies de
serpientes del continente: a partir de un plasma hiperinmune producido por los
caballos al inyectarles dosis crecientes de veneno o una mezcla de venenos, el
cual contiene los anticuerpos que son la base de los antivenenos.
Durante el proceso de
investigación, los especialistas midieron la producción de anticuerpos que los
caballos generaron y también su capacidad neutralizante en los venenos de
serpientes africanas de las familias de los vipéridos (víboras de los géneros
Echis y Bitis) y de los elápidos (cobras y mambas) que se utilizaron para
inyectar a los caballos, así como en otros venenos que no fueron parte de la
mezcla con la que se inmunizó a los caballos.
Datos dados a conocer por la
organización internacional Médicos sin Fronteras indican que cada año alrededor
de cinco millones de personas son mordidas por serpientes; de estas, 125 mil
personas mueren y 400 mil quedan discapacitadas o desfiguradas de manera
permanente.
Este antiveneno es obtenido de la
víbora Echis ocellatus, que ocasiona
el 50% de las mordeduras que se presentan en la región denominada África
subsahariana, esta, al igual que otras serpientes, inyecta su veneno
dependiendo de diferentes factores (qué tan amenazada se siente, del tamaño de
su presa o de su propio tamaño).
Para los médicos que tratan a los
pacientes durante el desarrollo del envenenamiento —que se manifiesta con una
sintomatología que toma horas e incluso días en presentarse— es complicado
establecer la cantidad de veneno que la serpiente inyectó y por ende la dosis
de antiveneno requerida.
Uno de los aspectos en los que el
experto del IBt trabaja es determinar la dosis de antiveneno necesaria —de
acuerdo con la cantidad de veneno que la serpiente inyecta— para tratar a un
paciente. “Estamos trabajando con borregos de 50 o 60 kilos como modelo animal
para ver los efectos del envenenamiento por mordedura de serpiente y simular lo
que podría ocurrir en un humano, y con esta información establecer los
criterios de las dosis que se tienen que utilizar en los pacientes”, dijo.
En estudios con borregos, los
especialistas exploran las variaciones de los efectos tóxicos en función de la
cantidad de veneno inyectado. Para ello controlan diversas variables, entre
ellas la cantidad de veneno que se le inyecta al animal, en donde se le inyecta
el veneno (por ejemplo, intramuscular) y el tiempo que pasa entre la inyección
del veneno y la aplicación del antiveneno.
En general, si una persona llega
pronto a un hospital tras ser mordido por una serpiente, el daño es menor
comparado con el de un paciente que busca atención varias horas después, y esta
es una variable que se aplica en el estudio con borregos. “Tomamos muestras en
diferentes intervalos de tiempo de la sangre del animal e identificamos cómo
llega el veneno desde el sitio de la inyección hasta la sangre, posteriormente
se aplica el antiveneno para medir el efecto que tiene sobre los niveles de
veneno”.
Si los investigadores aplican el
antiveneno y luego de unas horas se presenta un repunte del veneno en la sangre
de los borregos, significa que la dosis no fue suficiente para controlar la
cantidad de veneno que se le inyectó al animal. “Si cruzamos estos datos con la
experiencia clínica de los médicos en África, el ajuste de criterios para
tratar un envenenamiento por mordedura de serpiente será cada vez más fino”.
Además de poder determinar las
dosis de antiveneno que los médicos africanos pueden utilizar para tratar a los
pacientes mordidos por serpientes, los estudios que realiza Alagón Cano se
enfocan también en el efecto que tiene el veneno de E. ocellatus en la coagulación de la sangre de los mamíferos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario