Millones de jóvenes estudiantes de
países de ingreso bajo y mediano, entre los cuales se ubican los
latinoamericanos, enfrentan la posibilidad de perder oportunidades de
desarrollo y percibir sueldos más bajos en el futuro debido a que la escuela
primaria y secundaria no les brindan las herramientas necesarias para prosperar
en la vida. De acuerdo con un nuevo informe del Banco Mundial (BM), en el que
se alerta sobre una “crisis del aprendizaje” en la educación a nivel mundial,
la escolarización sin aprendizaje no es solo una oportunidad desaprovechada,
sino también una gran injusticia para los niños y los jóvenes de todo el mundo.
En
el Informe sobre el desarrollo
mundial 2018: Aprender para hacer realidad la promesa de la educación se
sostiene que, sin aprendizaje, la educación no podrá ser el factor determinante
para poner fin a la pobreza extrema, generar oportunidades y promover la
prosperidad compartida. Incluso después de asistir a la escuela durante varios
años, millones de niños no saben leer, escribir ni hacer operaciones
matemáticas básicas. La crisis del aprendizaje está ampliando las brechas
sociales en lugar de cerrarlas.
Los
estudiantes jóvenes que ya se encuentran en una situación desventajosa debido a
la pobreza, a conflictos, a cuestiones de género o a discapacidades llegan a la
primera etapa de la adultez sin contar siquiera con las competencias más básicas
para desenvolverse en la vida.
Ejemplo
de esta realidad alarmante es México, cuyo nuevo sistema educativo para evitar
seguir siendo reprobada en estudios internacionales ha prohibido que los
profesores reprueben y otorguen calificaciones bajas al alumnado, al cual, de
facto sin esfuerzo alguno pasan de grado escolar sin obtener conocimientos
mínimos en su enseñanza.
Todo
ello, por mejorar la imagen mexicana en pruebas internacionales, bajo el
argumento que no existen alumnos con calificaciones bajas, so pena de
sacrificar la calidad educativa.
“Esta
crisis del aprendizaje es una crisis moral y económica”, declaró
el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim. “En el caso de los
jóvenes, la educación, cuando funciona como es debido, fomenta el empleo,
incrementa los ingresos, mejora la salud y reduce la pobreza. A nivel social,
estimula la innovación, fortalece las instituciones y promueve la cohesión
social. Pero estos beneficios dependen del aprendizaje, y la escolarización sin
aprendizaje es una oportunidad desaprovechada. Más aún, es una gran injusticia:
los niños con los que la sociedad está más en deuda son aquellos que más
necesitan de una buena educación para prosperar en la vida”.
En
el informe se recomiendan medidas de política concretas para ayudar a los
países en desarrollo a resolver la grave crisis del aprendizaje: realizar
evaluaciones más eficaces de la situación, utilizar la evidencia sobre lo que
funciona y lo que no funciona para orientar la toma de decisiones relativas a
la educación, y movilizar a los distintos sectores de la sociedad para impulsar
cambios educativos que promuevan el “aprendizaje para todos”.
ALARMANTE LA
IGNORANCIA DEL ALUMNADO GLOBAL
Según
el informe, en Kenya, Tanzanía y Uganda, cuando se pidió recientemente a los
alumnos de tercer grado que leyeran una frase sencilla como “El perro se llama
Cachorro” en inglés o en suajili, el 75 % de los evaluados no entendió lo que
leía. En las zonas rurales de la India, casi el 75 % de los alumnos de tercer
grado no pudo resolver una resta con números de dos dígitos como 46 − 17, y en
quinto grado la mitad aún no era capaz de hacerlo. En Brasil, si bien las
habilidades de los estudiantes de 15 años han mejorado, al ritmo actual de
avance les llevará 75 años alcanzar el puntaje promedio en matemática de los
países ricos. En lectura, les llevará 263 años.
Estas
estadísticas no dan cuenta de los 260 millones de niños que, debido a los
conflictos, la discriminación, las discapacidades y otros obstáculos, no se
inscriben en la escuela primaria ni secundaria.
Si
bien no todos los países en desarrollo muestran diferencias tan extremas en el
aprendizaje, muchos están aún muy lejos de los niveles que aspiran a alcanzar.
Reconocidas evaluaciones internacionales de alfabetismo y aritmética muestran
que el estudiante promedio de los países de ingreso bajo tiene peor desempeño
que el 95 % de los estudiantes de los países de ingreso alto, es decir, ese
niño recibiría atención especial si concurriera a una escuela de un país de
ingreso alto. Muchos alumnos con buen desempeño de los países de ingreso
mediano (jóvenes que han llegado al cuartil más alto de sus respectivos grupos)
se ubicarían en el cuartil inferior si estuvieran en un país más rico.
En
el informe, redactado por un equipo dirigido por los economistas
principales del Banco Mundial, DeonFilmer y Halsey Rogers, se identifican los
factores que generan estas deficiencias en el aprendizaje: no solo las formas
que adopta el quiebre de la relación entre la enseñanza y el aprendizaje en muchas
escuelas, sino también las fuerzas políticas más profundas que hacen que esos
problemas persistan.
EJEMPLOS DE QUE
SÍ ES POSIBLE MEJORAR EN EDUCACIÓN
En
el informe se señala que, cuando los países y sus dirigentes hacen del
“aprendizaje para todos” una prioridad nacional, los niveles educativos pueden
mejorar considerablemente. Por ejemplo, Corea del Sur, que a principios de la
década de 1950 era un país devastado por la guerra, con tasas de alfabetización
muy bajas, en 1995 ya había logrado la matrícula universal con una educación de
alta calidad hasta la secundaria: en efecto, los jóvenes alcanzaban los niveles
de desempeño más elevados en pruebas internacionales.
Los
resultados de 2012 de VietNam en la prueba de matemática, ciencias y lectura
para estudiantes de secundaria del Programa para la Evaluación Internacional de
Alumnos (PISA, por sus siglas en inglés), de la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económicos, revelaron que los estudiantes de 15
años del país asiático tenían el mismo rendimiento que los de Alemania, a pesar
de que VietNam es un país mucho más pobre.
Entre
2009 y 2015, Perú fue uno de los países donde los resultados del aprendizaje
general mejoraron con mayor rapidez gracias a una acción concertada en materia
de políticas. En varios países (como Liberia, Papua Nueva Guinea y Tonga), la
competencia lectora en los primeros grados aumentó considerablemente en muy
poco tiempo gracias a que se realizaron intervenciones específicas basadas en
la evidencia internacional.
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