En México, el mes de septiembre tras 32 años volverá a ser un
comienzo de reconstrucción nacional y de establecer una faz urbana y social
diferente para este siglo; en 1985, el día 19, un sismo provocó poco más de 7
mil fallecidos y paradójicamente en este 2017, un día 19, la tierra se cimbró
con un movimiento telúrico de 7.1 grados cuyo epicentro a 120 kilómetros de la
capital mexicana ha provocado poco más de 370 víctimas mortales a este momento.
Pero
que dicho movimiento dejo de herencia a cientos de miles de jóvenes que sin ninguna
convocatoria, sin ningún llamado oficial, la solidaridad les hizo salir a la
calle y que todos acudieran en auxilio de su prójimo.
La
tierra vibró y le recordó al hombre que el Planeta es un ser vivo que se mueve
y que el hombre, hasta el día de hoy, es un pasajero momentáneo en este tiempo.
Y que un sismo debe ser un renacer en el aprendizaje de la vida urbana; pues
las nuevas tecnologías en edificación de viviendas u oficinas tienen que estar siempre
atentas a estas señales del movimiento de los suelos.
“Sismos
hubo antes de nuestra llegada y los habrá tras nuestra partida”, dicen los
científicos al paso de los días, de ahí que hagan llamado a que el humano,
tiene que aprender a vivir con ellos y mitigar sus golpes con cultura de
prevención y de construcciones sustentables que soporten los temblores.
En
México, estos sismos de los días 7 y 19 de septiembre le recordó a su población
que no se puede construir de forma no adecuada, pues las consecuencias son
palpables y que un sin fin de edificaciones que no pasan de los 10 años de ser
levantados deberán ser derribados por ya quedar muy frágiles para ser ocupados.
No
olvidar que el Colegio Mexicano de Ingenieros Civiles ha denunciado que el gobierno de
la Ciudad de México desde hace años tiene una política urbana descontrolada que
ha permitido que hoy cientos de edificios tengan que ser supervisados por ser
endebles para ser habitados.
En
las calles a casi dos semanas del sismo que tuvo más impacto en la capital
mexicana, -el 19 de septiembre-, la realidad no ha regresado al 100% a su
normalidad, las escuelas aún no abren en su totalidad, sino que han sido
aperturas escalonadas conforme se revisan los planteles; los edificios de
oficinas si bien siempre es común que las mujeres lleven zapato de tacón, hoy
se les permite ir en tenis y jeans, por si tienen que salir de rápido y en sus
casos se está permitiendo el trabajo desde casa vía Internet.
Los
medios de comunicación poco a poco empiezan a retomar noticias de otros
ámbitos, claro sin olvidar las cifras que siguen surgiendo al día en el tema de
los sismos; las ligas profesionales de deportes han retomado sus juegos en
estadios; hasta U2 realizó un par de conciertos en México que pasaron un poco
desapercibidos por la realidad de suspenso y calma a secas que se percibe en
las personas que caminan en las calles.
En
las calles, en el transporte, en las escuelas, en general, en toda la capital mexicana
como los estados de Chiapas y Oaxaca, los más golpeados, se percibe un aire de
silencio, de temor por cualquier pequeño acontecer, de no hacer ruido para
llamar la atención, esto último es perceptible en los mercados y tianguis en
donde es costumbre escuchar música a todo volumen, en esas dos semanas tras el
sismo, las cosas son muy calmadas.
En
el recorrer de las calles, se aprecia pasividad, quietud, tranquilidad, un
sistema de transporte público no tan atiborrado como es costumbre, la gente en
pocas palabras no quiere discutir con el de al lado.
Poco
a poco, los centros de acopio –que por fortuna siguen trabajando y aún repartiendo
ayuda-, van siendo menos concurridos; pero, no por ello se olvida que el 19 de
septiembre de 2017 será recordado para siempre.
Mas
cuando los trabajos de reconstrucción de la CDMX será por meses, pues se tienen
catalogados a 500 inmuebles como inhabitables con daños estructurales que les
hará ser motivo de derribó planificado.
Caminar
por los barrios por predilección escogidos para abrir bares, centros nocturnos
y los restaurantes más concurridos, la colonia Roma y la Condesa, da un sentir
de inseguridad, de apreciar edificios abandonados, vacíos ante el temor de
venirse abajo, de pocos peatones, de guardias de soldados cuidando no se
presenten actos de rapiña; en pocas palabras de una percepción de miedo y quizá
esperanza a lo que vendrá, la reconstrucción desde cero de la vida de miles de
personas.
Signos
de corrupción, si, mal uso de recursos en su construcción, si, consecuencia
derrumbes y muertes; todo ello le recuerda al mexicano y a los latinoamericanos
que lo último con que se debe lucrar es la seguridad y principalmente la vida
de los individuos.
Esta
situación ha llevado a que surjan reportes en redes sociales sobre escasa
coordinación entre autoridades, decomisos potencialmente ilegales de donativos
y la insuficiente asistencia en zonas devastadas como las pequeñas comunidades
pobres, y no hablamos de los estados de Chiapas o Oaxaca, que tienen cientos de
pequeños pueblitos afectados, sino en la propia Ciudad de México (CDMX), en sus
delegaciones del sur como es Xochimilco.
Pero,
que gracias a esta herramienta imparable que son las redes sociales, estás
situaciones, poco a poco, van teniendo soluciones muy lentas, no con la
prontitud que se quisiera, pero es la sociedad organizada, la que ha actuado en
favor de sus iguales, sin sesgos sociales o de índole política.
“Debemos
prestar atención a estas informaciones; la reconstrucción debe estar sustentada
en principios de transparencia y derechos humanos con una visión estratégica
que permita prevenir una nueva catástrofe”, expresó Tania Reneaum, Directora
Ejecutiva de Amnistía Internacional México.
Las
cifras van y vienen en estos días y son muy cambiantes, se habla que para los
estados del sur del país Chiapas y Oaxaca se asignarán 6 mil 500 millones de
pesos (362 millones de dólares) en tarjetas electrónicas para reconstrucción de
vivienda y en los restantes estados, incluyendo la Ciudad de México será de 10
mil millones de pesos (560 millones de dólares), en una primera evaluación.
El
Presidente Enrique Peña Nieto ha dicho que los recursos del Fondo Nacional de
Desastres (Fonden) “no son infinitos, tienen una limitante”, por lo que podría
ser necesario que, para el paquete presupuestal del próximo año, “se den
reacomodos en la designación de gasto de recursos y estén reasignados a rubros
y asignaturas que hoy demandan mayores recursos para la reconstrucción”.
Pero,
esto al ciudadano a pie, a que le lleva a pensar; que el apretarse el cinturón
–antigua frase de la política mexicana para tiempos de crisis-, será una norma
para el 2018, pero ello, no es motivo para bajar los brazos, pues todos cada
día millones de mexicanos salen a las calles a ganarse el pan de cada día.
Los
centros comerciales, las pequeñas tiendas en las calles, los cines y teatros,
ya están abiertos, tras un paro de 10 días, buscando reactivar la economía del
mexicano común, de recobrar las actividades diarias.
Diversos
especialistas en psicología indican que todos aquellos involucrados poco o
mucho en los sismos tienen que despejar su mente de estas noticias, para evitar
el estrés que acaba dañando la confianza, la tranquilidad y la salud.
Pero,
si algo dejo estos sismos y que todo el país pudo reconocer es que el 19 de
septiembre permitió observar que México está unido, y que un terremoto no le iba
a destruir. Porque también salió a relucir que existen millones de personas
buenas y solidarias las cuales salieron a la calle dispuestas a ayudar al
prójimo.
Siendo
un sector el que más destacó y que hizo suyas las calles, los jóvenes
Millenials, esos chicos de menos de 30 años, que son catalogados de indolentes,
de nada tradicionalistas, de transculturizados, de no ser unidos y estar
atomizados por la tecnología, pues no, vaya grata sorpresa para el país, ya que
salieron a ayudar como brigadistas, acarreando cubetas con escombros, salvando
vidas, preparando comida que se regalaba a todos los peatones, sin importar si
eran hombres o mujeres.
“Tomamos
la calle y no la pensamos dejar”, fue una voz que se replicaba mucho en esta
población, que dio una lección y bofetada con guante blanco a todos los
partidos políticos mexicanos que al unísono se escondieron sin dar la cara para
ayudar a la población.
Lo
cual, ha derivado en miles, sino es que millones de mensajes en redes sociales
en donde se lee “PRI, PAN, PRD, MORENA, lo que no hicieron en este 2017, en las
elecciones de 2018 se los cobraremos”.
Si
el sismo sacó a relucir más allá del hartazgo e inacción de los miembros de la
fallida democracia partidista mexicana, es que los jóvenes que cursan la
preparatoria o la universidad o acaban de salir de la misma, son un futuro
esperanzador de que México está en buenas manos; en un sector poblacional con
pensamiento global que no tiene miedo de empezar de cero con la esperanza de
que una nueva nación si se puede conformar y levantar desde los polvos y
escombros del viejo México.
Jóvenes
que hoy tienen un gran reto para su madurez personal, el ser parte integra de la
organización que contribuya a cambiar las cosas en el país. Generación de
mexicanos, calificados de Millenials que han derribado sus propios mitos como
el ser problemáticos, egocéntricos, flojos, ensimismados, hedonistas, egoístas,
arrogantes, de enemigos de la cultura de trabajo, de las instituciones y el
mundo; hoy ese mismo mundo tiene que reconocerles que ellos, están concretando
y forjando su propia realidad a la cual, los mayores de 30 años deben
adaptarse.
250 MIL MEXICANOS
POR SISMOS TIENEN POBREZA PATRIMONIAL
En los estados de Oaxaca, Chapas, Puebla, Morelos, Estado de México y
Guerrero, donde se sintieron los sismos del 7 y 19 de septiembre, más de 150
mil viviendas resultaron totalmente dañadas, informó la Secretaría de
Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), lo cual conlleva a que más
de 250 mil personas que perdieron su vivienda viven hoy en pobreza patrimonial.
NO OLVIDAR A LAS
MASCOTAS EN LOS SISMOS
La
Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y de la organización de
protección animal Humane Society International, informaron que debe existir un
plan familiar de emergencia en el que se tomen en cuenta los animales de
compañía y considerar su sensibilidad ante disturbios generados por sismos. Actualmente, en la CDMX, asociaciones civiles
protectoras de animales están trabajando voluntariamente a través de
plataformas web para la localización de animales extraviados.
PLATAFORMA
“SINERGIA 19 DE SEPTIEMBRE” (S19S)
Organizaciones civiles presentaron la plataforma digital
colaborativa Sinergia 19 de Septiembre (S19S), para canalizar las solicitudes
de apoyo y reactivar la economía de las personas, las micro, pequeñas, medianas
y grandes negocios afectadas por los sismos de los días 7 y 19 de septiembre.
Ello por medio de la Web www.s19s.org.
En México se contabilizan 4.1 millones de microempresas que
contribuyen con el 41.8% del empleo de todo el país.
El
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), organismo del gobierno
mexicano presentó los resultados de la Encuesta sobre las Afectaciones de los
Sismos de Septiembre de 2017, la cual, indica que en las ocho entidades
federativas que resultaron mayormente afectadas por los sismos del 7 y 19 de
septiembre de 2017 (Chiapas, Ciudad de México, Guerrero, México, Morelos,
Oaxaca, Puebla y Tlaxcala), del total de sus establecimientos comerciales, un 16.1%
sufrió alguna afectación derivada de los temblores.
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