En un bosque
bien conservado se espera que la tasa de regeneración de árboles sea igual a
uno: por cada árbol que muere haya otro que, a través del proceso natural de
regeneración, lo reemplace.
En el caso de los árboles de
encino, uno de los factores que regulan la germinación de las bellotas —el
fruto de estos árboles y dentro del cual se encuentra la semilla— es el clima.
Así, un aspecto importante a evaluar es si la germinación de bellotas será
afectada por el cambio climático, ya que de acuerdo con los escenarios
planteados para México el clima en el futuro será más cálido y más seco.
Para determinar el impacto del
cambio climático en los bosques de encino, en específico en los que se ubican
en Sierra de Álvarez, en el estado de San Luis Potosí (al centro occidente del
país), una de las zonas con mayor diversidad de encinos en México, Ernesto
Badano, del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica A.C.
(IPICyT), y sus colaboradores utilizan dos aproximaciones.
En la primera realizan
simulaciones de la distribución de las especies de encinos en función del clima
actual, para luego extrapolar dichos modelos bajo los escenarios de cambio
climático que el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) propone
para México. Así, analizan cómo se distribuirían las especies de encinos en
función de las condiciones climáticas del futuro.
La segunda aproximación de esta investigación
consiste en evaluar experimentalmente la germinación de las bellotas de 12 de
las 19 especies de encinos registradas en la Sierra de Álvarez, tanto en
condiciones normales como en condiciones simuladas de cambio climático (en
específico, mayor temperatura y menos precipitación).
El investigador y sus
colaboradores, entre los que se encuentran sus estudiantes, viajan a los
bosques de encino para recolectar bellotas y colocar unidades experimentales en
sitios con distintas condiciones ambientales. Posteriormente siembran las
bellotas en parcelas con cámaras de techo abierto para incrementar su
temperatura, mientras que para disminuir la precipitación se emplean canaletas
que interceptan el agua de lluvia, explicó el integrante de la Academia Mexicana
de Ciencias.
Detalló que “estamos estudiando
las primeras etapas de vida de los encinos de climas estacionalmente secos para
saber si sus bellotas van a germinar y si las plántulas, que son la primera
etapa del ciclo de vida de una planta, se establecerán bajo las condiciones de
temperatura y precipitación que se plantean en los diversos escenarios de
cambio climático que propone el IPCC para México”.
Para comparar la germinación de
las bellotas y la supervivencia de las plántulas, también siembran bellotas sin
cambiar las condiciones actuales de temperatura y precipitación. De esta manera
pueden analizar si estas crecen más rápido o más lento, o si las plántulas que
sobreviven a las simulaciones de cambio climático realizan la misma cantidad de
fotosíntesis.
Hasta el momento, dijo que la
información recabada a lo largo de cuatro años indica que para los encinos
estudiados será más difícil establecerse en condiciones de cambio climático.
“Si los escenarios de cambio
climático para nuestro país se cumplen, probablemente habrá menos encinos de
los que existen en la actualidad. No sabemos si habrá otras especies, pero lo
que nuestros resultados nos permiten sugerir es que lo que hoy son bosques de
encino en el futuro podrían ser áreas más abiertas con menos árboles”.
Otro de los proyectos del doctor
en Ciencias Biológicas consiste en identificar qué sitios son más diversos en
cuanto a los encinos. “Uno de los desafíos es ver cómo va a ser afectada la
diversidad de encinos en México por el cambio climático”, señaló.
En lo que se refiere a este tema,
el investigador busca datos de distribución de la mayor cantidad de especies
que sea posible. “Necesitamos ubicar un mínimo de treinta puntos en los que
cada especie de encino haya sido registrada en México para generar modelos de
distribución bajo las actuales condiciones climáticas”, explicó Badano, de la
División de Ciencias Ambientales del IPICyT.
En el mundo se han descrito unas
500 especies de encinos, y México es el país con la mayor diversidad con
alrededor de 160 especies, de las cuales 109 son endémicas de nuestro país.
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