México-
Imposible que la Ciudad de México un día sea sustentable: UAM
CDMX,
Méx.- (INS). Con su actual estructura institucional la Ciudad de México (CDMX)
no podrá responder a los retos presentes y futuros que enfrenta en términos de sustentabilidad,
pese a los principios que en la materia se plantean en la nueva Constitución
aprobada para la capital mexicana y que entra en funciones para este mes de
septiembre, la cual cambia diversas nomenclaturas de nombres, forma de gobierno
municipal, descentraliza el uso de suelo, la seguridad pública, políticas de
calidad de aire, reforestación, agua, urbanismo, energía, etc.
Sobre
este negro panorama que se avecina sobre la ciudad y que hacen crecer la sombra
de la corrupción oficial, interés partidistas, especulación de tierra,
asentamiento del crimen organizado, etc, son los temas de los cuales advirtieron
los doctores Francisco Javier Dorantes Díaz y Rafael Calderón Contreras, de la
Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), al participar en el Foro La Constitución
de la Ciudad de México; retos y realidades.
Calderón
Contreras, investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Cuajimalpa
de la UAM, sostuvo que es imposible pensar que la urbe puede ser sustentable,
en primera instancia, porque el modelo teórico de ese concepto “es erróneo y problemático
por definición”.
El
diseño de la constitución política de la metrópoli “sigue una tradición muy
mexicana”, pues en su proyecto puede ser considerada de avanzada, pero en la
aplicación enfrenta dificultades que hacen que dicha política expresada en el
texto legislativo “no tenga sentido”.
El
contexto político, económico, social y cultural de la capital permite pensar
que aunque la política pública esté esbozada con las mejores intenciones y
modelo posible, la implementación siempre va a ser un problema.
Las
principales leyes que se relacionan con la sustentabilidad en México están
basadas en una teoría del equilibrio ecológico, que desde los años 70 del siglo
pasado ha sido refutada, además de que “los que hacemos trabajo ecológico
sabemos que ningún sistema socioecológico tiende al equilibrio”.
El
modelo teórico que fundamenta la idea de la sustentabilidad en la Constitución
de la Ciudad de México sigue esa tradición y “no podemos seguir pensando en esos
esquemas cuando no funcionan y no tienen aplicación”.
Calderón
Contreras sostuvo que las nuevas posturas teóricas de la sustentabilidad
implican trabajar en otros modelos y, en ese sentido, una legislación “debiera considerar
que no hay nada ecológico que esté fuera de lo social y no hay nada social que
esté fuera de lo ambiental”.
Declaró
que la recién aprobada Constitución trata de regir el comportamiento de las
personas, por lo tanto la manera como éstas se comportan en sociedad está
cercanamente relacionado con lo que establece la Carta Magna, sin embargo tal
como está diseñada “no asegura un cambio en actitudes en favor de la
sustentabilidad”, pues redacta ideales de igualdad y actitudes sociales que son
imposibles de cumplir y se quedarán en el ideario político pero no en la
sociedad.
Por
su parte, Dorantes Díaz, dijo que buena parte de la Constitución está inmersa
en una controversia, tal es el caso de los conceptos rectores, entre los que se
halla el de sustentabilidad.
La
Carta Magna otorga facultades sobre uso de suelo a las alcaldías y basta
imaginar lo que sucederá “cuando cada regidor tenga su propio criterio para esta
situación en la metrópoli”, eso se convertirá en un problema que deberá plantearse,
consideró el autor de diversas publicaciones en teoría del derecho.
Otra
de las razones por las que no se puede hablar de una ciudad sustentable, además
de las competencias de las alcaldías en el desarrollo urbano, es el relacionado
con los derechos de los pueblos indígenas, pues en el artículo 59 se hace
referencia a que estas comunidades ejerzan sus sistemas normativos en la
regulación de sus territorios.
Es
decir que “no solamente habrá una planeación de la urbe en el ordenamiento
sustentable, sino que también las delegaciones y ahora cada pueblo indígena va
a decidir cómo ordena su espacio”; se trata de principios que no logran la
sustentabilidad, “por más que queramos a los pueblos originarios”, sostuvo.
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