lunes, 14 de enero de 2019

Humanidad disfrutará por apenas 30 años más de petróleo convencional


El fin de los combustibles fósiles está cercano, lo que significa que la humanidad disfrutará durante unos 30 años más de petróleo convencional, por cuatro y ocho décadas de gas natural y de uranio, respectivamente, y por los dos siguientes siglos de carbón, advirtió la doctora Aleida Azamar Alonso, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), plantel ubicada en la Ciudad de México (CDMX).
Criticó el concepto de generación de riqueza por la vía del extractivismo y la sobreexplotación de recursos, que además de graves desequilibrios medioambientales acarrean violencia excesiva, desplazamientos forzosos, ocupación territorial y, por ende, mayor desigualdad social en el mundo.
Cuanto más rápido se agote el crudo, más pronto desaparecerá el resto de los recursos naturales citados y lo que se obtiene de ellos, precisó la académica del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco en el Palacio de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, debido a que en los últimos 40 años las grandes corporaciones han dado un vuelco regresivo a la vida, al incrementar en grandes proporciones la extracción para uso industrial y fomentar el consumo hasta triplicarlo.
La huella ecológica más profunda proviene de los Estados más ricos del mundo, en virtud de que América Latina y África se caracterizan por aportar, más que por utilizar los recursos, señaló durante la reunión global de expertos y defensores de la Tierra.

La profesora del Área de Análisis y Gestión Socioeconómica de las Organizaciones apuntó que la mayor parte de los bienes es obtenida de las regiones de mayor biodiversidad del planeta, que paradójicamente suelen ser las más pobres en cuanto a índice de desarrollo: 50 por ciento de los megaproyectos extractivos se concentra en esas zonas.
Azamar Alonso señaló que hay daños irreversibles en las áreas naturales protegidas (ANP), las cuales a pesar de tener una prohibición de extracción u ocupación se encuentran en grave peligro, pues de las 182 ANP del país, 50 por ciento tiene al menos un proyecto de ese tipo.
Los movimientos sociales en contra de la extracción de recursos han dado grandes muestras de valentía, por ejemplo, luego de que Marruecos levantara hace 40 años un muro para pelear por los minerales, la pesquería y el petróleo de Argelia, la respuesta de los pueblos del África Subsahariana a la serie de agresiones ambientales y territoriales ha sido una de las luchas más relevantes y organizadas de los últimos tiempos en la región.
Recordó que durante febrero de 2006 en Pasta de Conchos, Coahuila, quedaron atrapados 65 mineros al colapsar una mina operada por Grupo México, de ellos sólo dos cuerpos sin vida fueron recuperados por las escasas maniobras gubernamentales, el resto –12 años después– sigue atrapado sin que haya un solo responsable y el gobierno mexicano a la fecha no ha firmado el convenio C176 sobre seguridad y salud en las minas. 
A nivel institucional hay un estado ausente o de corrupción y desde la década de 1990 se han reformado prácticamente todas las legislaciones en América Latina como la ley minera o la 27 constitucional que permite que las tierras sean propiedad privada o puedan rentar, desapareciendo casi por completo la posibilidad de predios ejidales y comunales.
Tan sólo en México hay cerca de 500 conflictos socioambientales, de los cuales más de 120 son mineros, una situación similar ocurre en China y Japón, que son altamente productores de carbón y que a pesar de su desarrollo mantienen en desprotección a sus trabajadores; en China mueren cerca de 10 mil mineros año tras año.
Detrás de estas extracciones hay una cuestión geoestratégica y geopolítica de lucha de recursos, no en vano Colombia realizó importantes acuerdos con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), pues como vecino tienen a Venezuela, el país con mayores reservas de petróleo del mundo.
“¿Quiénes van a sobrevivir a esta guerra de recursos, acaso los más fuertes? No sólo se trata de consumo y producción, sino de qué hacemos para frenar o alejarnos de esta depredación, a veces olvidamos que los conceptos más significativos son cooperación, solidaridad, amor y respeto, porque el término de riqueza que nos han enseñado en los espacios educativos es completamente erróneo”, concluyó la doctora Azamar Alonso.

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