En 2018, el homicidio se colocó en primer lugar de las
agresiones cometidas contra las personas defensoras del medio ambiente en
México, según se establece en el Informe sobre la situación de las
personas defensoras de los derechos humanos ambientales, elaborado por
quinto año consecutivo por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C.
(CEMDA).
México continúa siendo un país muy peligroso
para las personas defensoras de la tierra, del medio ambiente y del territorio,
ya que éstas siguen siendo víctimas de agresiones como el homicidio, la
criminalización, las amenazas y las intimidaciones, entre otras. El año pasado
se mantuvo la tendencia letal del 2017 cuando el país fue incluido en el cuarto
lugar del mundo donde se han producido más asesinatos de personas defensoras
del medio ambiente.
El total de agresiones registradas por el CEMDA entre
el 2010 y el 2018 es de 440, de los cuales 49 ataques ocurrieron en el 2018. A
este respecto, es importante precisar que un ataque puede incluir varias
agresiones de diversos tipos. Por otro lado, las agresiones registradas son una
muestra ejemplificativa, puesto que no todas las agresiones son denunciadas o
registradas por medios públicos.
En cuanto al tipo de agresiones, CEMDA registró en
primer lugar al homicidio en el 25% de los casos, en segundo lugar a la
criminalización con el 19%, y, en tercer lugar, a las amenazas y las agresiones
físicas con el 17%, respectivamente. En cuanto a las entidades donde ocurrieron
las agresiones, Puebla fue el estado que registró el mayor número, con un total
de 8, seguido de Oaxaca y Chihuahua, con 6, respectivamente. Respecto del tipo
de víctima, de los 49 ataques registrados, en el 89% de los casos las
agresiones se cometieron directamente contra personas en lo individual, 8% en
contra de la comunidad y 3% en contra de una organización de la sociedad civil.
El mayor número de ataques ocurridos (9) tuvo que ver
con proyectos de infraestructura; seguido de 8 casos de despojo de tierra y
territorio, así como 8 relacionados con proyectos hidroeléctricos. La minería
se ubicó en cuarto lugar con 6 ataques. La gran mayoría de los ataques (37) se
generó en el contexto de la disputa por la tierra y el territorio.
Desafortunadamente, es el propio Estado mexicano
-quien debería ser el garante de los derechos humanos de las personas
defensoras del medio ambiente- quien se identificó como uno de los principales
agresores, en 19 de los ataques identificados. Las autoridades estatales fueron
señaladas en primer lugar como fuente de las agresiones (13 casos), seguidas de
las municipales (6 casos) y las federales en 5 casos. También, en 19 de los
casos no fue posible identificar al agresor.
El Informe 2018 de CEMDA se enfoca particularmente en
el tema de la criminalización contra las personas defensoras ambientales, pues
a lo largo de los años se ha observado el uso indebido del sistema penal por
parte del Estado mexicano para perseguirlas. Entre 2013 y 2017 se registraron
por lo menos 95 casos de criminalización contra quienes defienden el medio
ambiente. Estas agresiones tienen el propósito de debilitar las acciones de
promoción y defensa de los derechos humanos ambientales frente a la
implementación de megaproyectos de desarrollo e infraestructura, tanto de
empresas privadas como empresas productivas del Estado mexicano que no respetan
tales derechos.
Este tema se ejemplifica en el Informe con el caso de
las personas defensoras del territorio de Cuetzalan, en la Sierra Nororiental
de Puebla, quienes han sufrido criminalización derivada de su protesta contra
del proyecto de instalación de una subestación eléctrica que pretende
desarrollar en su territorio la Comisión Federal de Electricidad (CFE). El
hecho más grave en este caso ha sido el asesinato de Manuel Gaspar Rodríguez,
integrante del Movimiento Independiente Obrero Campesino Urbano y Popular
(MIOCUP), quien había sido señalado en la denuncia que interpuso la CFE contra
los defensores.
Frente a este contexto de grave violencia que viven
las personas defensoras ambientales en el país, el pasado 27 de septiembre de
2018, México suscribió en la sede de la Organización de las Naciones Unidas
(ONU) el Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la
Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en
América Latina y el Caribe (Acuerdo de Escazú). Es fundamental
que nuestro país ratifique e implemente cuanto antes dicho Acuerdo a fin de que
se pueda establecer una política pública integral y eficaz para la protección
adecuada de las personas defensoras ambientales y la prevención de las
agresiones.
Asimismo, es urgente que el gobierno actual enfoque
sus acciones a la consolidación del Estado pluricultural, garantizando el
derecho a la diferencia, a través del cual los pueblos puedan mantener el
control sobre sus elementos culturales y naturales. Esto hace posible que se
impulsen otras formas democráticas de toma de decisiones que conllevan a
generar condiciones para eliminar la violencia estructural y simbólica del marco
jurídico y la política pública mexicana que durante años ha sido el escenario
perfecto para la perpetración de las agresiones contra personas defensoras
ambientales.
Algunas recomendaciones incluidas por CEMDA en su
Informe 2018 son: a) Alinear y armonizar el marco legal y las políticas
públicas bajo un enfoque de derechos humanos y el principio del Estado
pluricultural; b) Implementar, en la legislación ambiental y en las políticas
públicas, la perspectiva de género; c) Respetar el derecho a la autonomía, al
territorio y al desarrollo propio de las comunidades indígenas frente a
megaproyectos de desarrollo; d) Garantizar oportunamente el cumplimiento del
derecho al consentimiento previo, libre e informado de los pueblos y las
comunidades e indígenas, así como a la información y a la participación en
proyectos de desarrollo que afecten de manera significativa sus modos de vida;
e) Implementar medidas como la suspensión temporal de la obra y actividad hasta
que se garanticen los derechos de las comunidades indígenas; f) Revisar el
contenido de los tipos penales que facilitan la criminalización de las personas
defensoras ambientales; g) Suspender la implementación de un proyecto de
desarrollo cuando existan evidencias de ataques y agresiones contra las personas
defensoras ambientales; h) Realizar las evaluaciones de impacto social y
ambiental en las primeras etapas del proyecto, antes del otorgamiento de
concesiones o permisos sobre el recurso natural; i) Fortalecer el Mecanismo
de Protección para las Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas,
brindando presupuesto y recursos materiales suficientes para que cumpla con su
objetivo; así como otorgar protección a colectivos que defiendan los derechos
humanos ambientales; j) Garantizar el derecho a la reparación integral del daño
a las personas defensoras por las agresiones y violaciones a sus derechos
humanos; así como, k) Atender y cumplir con las recomendaciones de los
Procedimientos Especiales de Naciones Unidas en la materia; entre otras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario