La
organización ambientalista World Animal Protection insta a gobiernos a incluir
la protección animal de los animales en los esfuerzos para combatir los efectos
devastadores de la sequía y la desertificación.
A nivel mundial, se estima que
1.800 millones de personas experimentarán una escasez absoluta de agua para el
2025, y las personas que dependen del ganado experimentarán los peores
impactos.
Las
sequias afectan el medio ambiente de muchas maneras diferentes: la situación
puede ser critica, y los animales en particular no pueden escapar del impacto
severo de este desastre, porque al igual que las personas, los animales también
dependen del agua.
El
ganado es la espina dorsal de los medios de vida de las personas y
asombrosamente las estadísticas muestran que las sequias matan de manera
desproporcionada al ganado. Entre 1991 y 2013, las sequias causaron pérdidas
por 31 mil millones de dólares en la producción de ganado y cultivos en África
subsahariana solamente. Ante el cambio climático y el calentamiento del
planeta, solo se espera que esta cifra aumente.
A medida que aumentan e
intensifican las sequias y la desertificación, World Animal Mundial ha visto un
fuerte aumento en los animales afectados ya que han sufrido muertes terribles y
muy largas. En los últimos 54 años, la organización ha brindado asistencia a
más de 500,000 animales afectados por las sequias.
Hizo un llamado para crear medidas
políticas para proteger a los animales y mitigar los efectos negativos que la
producción ganadera tiene sobre el medio ambiente.
Gerardo Huertas, Director
Global de Manejo de Desastres de World Animal Protection dijo que “si bien la respuesta a los desastres
prioriza correctamente las necesidades inmediatas de las personas, la
recuperación a largo plazo de los desastres está indisolublemente vinculada al
bienestar de sus animales. La mayoría de las comunidades afectadas por la
sequía dependen en gran medida de la agricultura y el salvar a los animales,
también salva su futuro”.
MÉXICO,
UNO DE LOS PAÍSES CON MÁS DEGRADACIÓN DE SUELOS
México
es uno de los países más expuestos a la desertificación, que implica la
degradación del suelo debido al calentamiento global, al cambio de uso de suelo
y a la falta de respeto al ordenamiento territorial.
Además,
tiene un enorme problema de aridificación, proceso complejo que incluye
aspectos climatológicos, geológicos, geomorfológicos, pedológicos y ecológicos,
afirmó Mayra Elena Gavito Pardo, del Instituto de Investigaciones en Ecosistemas y
Sustentabilidad (IIES) de la Universidad Nacional Autónoma de México
(UNAM), con sede en Morelia, Michoacán.
Según
el Atlas Mundial de la Desertificación, editado por el Centro Común de
Investigación de la Comisión Europea, entre 1951 y 2010 las áreas áridas han
aumentado y muchas presentan problemas de degradación del suelo; y para 2025,
aproximadamente 1.8 miles de millones de personas vivirán en regiones con grave
carencia de agua.
En
el corto plazo, el panorama es crítico, “a menos que tomemos en serio las
políticas de conservación del suelo; de otra manera, es indudable que caminamos
hacia una crisis en el país”.
Mayra
Gavito resaltó que el problema de la desertificación avanzará a zonas húmedas y
a las semiáridas, en varios grados. Por ejemplo, “en Michoacán existe un
problema severo de degradación y desertificación potencial por la expansión del
cultivo de aguacate, de los factores que más contribuyen a la desertificación y
aridización en el estado”.
Estos
fenómenos son incontenibles porque es un cultivo altamente rentable y popular,
y su propagación absorbe bosques y demanda gran cantidad de agua. “Caminamos
apresuradamente a una crisis hídrica en el estado y en toda la zona donde se
cultiva aguacate”, advirtió la universitaria.
Es
un ejemplo del cambio de uso de suelo irregular: se siembra aguacate donde no
debe hacerse y se expande por todas partes; no hay acciones compensatorias para
evitar una crisis hídrica que produce la siembra de este producto y, además,
vemos un conflicto entre sociedad y naturaleza, pues se busca el desarrollo
económico, pero a un costo ambiental muy fuerte.
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