“Los italianos piensan que el mundo es tan duro que hace falta tener dos padres, por eso todos tienen un padrino”, así se escucha a Michael Corleone, uno de los personajes de la cinta que ha inspirado y revolucionado a la industria y el arte cinematográficos, considera Edgar Adrián Mora Bautista, escritor y colaborador de “Cinemaedro” en Prisma RU, de Radio Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“El
Padrino” (The Godfather) cumplirá 50 años de su estreno en Estados Unidos,
ocurrido el 15 de marzo de 1972. Al respecto, el comunicólogo de la Facultad de
Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM asegura que el largometraje y su
secuela revisten importancia fundamental para la historia del séptimo arte.
Para
el experto, revolucionó la visión que se tenía en el cine estadounidense con
respecto a la industria, o de la separación de esta y el arte.
La
cinta surge en una época específica de cambios, donde aparecen elementos como
la idea del cineasta como autor y esta confrontación entre lo que se denomina el
“viejo” y el “nuevo Hollywood”, con otroras películas de estudio en donde un
“Star System” funcionaba de una manera eficiente, pero uniforme, abunda.
También
se sumó la llegada de directores con influencia del cine europeo, en particular
del italiano, francés, del neorrealismo y de la Nouvelle Vague, quienes impulsaron una nueva forma de concebir la
realización, enfatiza.
Además,
hubo rechazo a la autoridad (dentro y fuera del filme), el denominado Código
Hays -Motion Picture Production Code, código de producción cinematográfico que
determinaba en las cintas estadounidenses, con una serie de reglas
restrictivas, qué se podía ver en pantalla y qué no-, comenzó a desmoronarse y
a dejar de ser esa directriz que las metía en un corsé hasta antes de los años 70.
El
universitario explica que es la época de la Guerra de Vietnam, de la resaca, la
lucha por los derechos civiles, permea una desconfianza en el sistema y
comienzan los movimientos feministas. Por lo tanto, hay un ambiente cultural
específico que permite la emergencia de este tipo de películas que pasan a la
historia y que generan una revolución.
El
también maestro en Estudios Latinoamericanos por la Facultad de Filosofía y
Letras añade: el filme del director Francis Ford Coppola transformó la manera
de distribución y de exhibición por primera vez.
“Antes,
se estrenaba la cinta en dos o tres cines y de ahí, conforme pasaban las
semanas y ganaban público, se extendía la cantidad de salas que se les
asignaban. A partir de El Padrino, en
su segunda semana de exhibición, lo que habrá es un estreno nacional y eso
impactará después en las políticas también de distribución de las cintas”,
enfatiza.
Mora
Bautista explica que es de las pocas producciones históricas que cuenta con el
consenso generalizado del espectador promedio y de la crítica: es una obra
grandiosa.
“Debido
a que sus personajes son multidimensionales, y eso impacta en el espectador, es
lo que transforma la percepción y recepción de sus mensajes cinematográficos.
Como ejemplo está la generación de simpatía en el antihéroe; es decir, la
película va más allá de la idea del bien y el mal, como valores absolutos”,
precisa.
El
público mira al mafioso que vive del crimen, que tiene una forma de sustento
cuestionada, también como un personaje con dejo de autoridad y de justicia.
“Vito
Corleone se convirtió en un arquetipo audiovisual para referirse al mafioso. De
hecho, cuando alguien interpreta a uno en el cine, aun como parodia, existe
esta idea de la voz ronca, de cadencia al hablar, que es una forma de identificar
la idea de liderazgo dentro de la mafia. Es un arquetipo que ha tenido muchas
derivaciones posteriores”, apunta.
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