Se dio a conocer que en la Unidad Profesional
Interdisciplinaria de Biotecnología (Upibi) del Instituto Politécnico Nacional
(IPN), el investigador, Luis Gilberto Torres Bustillos, en colaboración
con Luis Fernández Linares, desarrollan una investigación sobre el cultivo de
microalgas fotosintéticas para la producción de biodiésel y otros productos de
valor agregado.
La investigación es una respuesta al aumento
en la demanda de fuentes alternas de energía, que se incrementó de manera
significativa a causa del crecimiento poblacional y por la dificultad de acceso
a yacimientos de combustibles fósiles.
Ante ello, el profesor Torres Bustillos
destacó que la producción de biodiésel es a partir de aceites obtenidos de
algas es “un proceso es rápido y sencillo. Una vez cosechadas, son separadas
del medio acuoso a través de un tipo de goma y quitosano que se encuentra en la
cáscara de los camarones. Después es sometida a una técnica de secado y de
extracción de lípidos”.
Indicó que se han desarrollado exploraciones
para saber el momento adecuado para la extracción de la biomasa, de la cual se
extraen los lípidos, que al ser procesados en una combinación con alcohol que
formará un éster y después se obtendrá el biodiésel, compuesto que es similar
al extraído de la gasolina.
Para cosechar microalgas se requiere de CO2, luz
solar y una serie de sales, la cantidad reside en su origen, si son de agua
dulce o salada. Las sales minerales son obtenidas de orina humana,
implementación realizada por el catedrático politécnico.
“Actualmente la orina se comienza a separar de las
aguas residuales, se conoce como baño seco. Es más usado en el caso de los
hombres, donde los mingitorios no usan agua con el fin de recuperar la
excreción y evitar que pase a un sistema de tratamiento”, explicó.
La orina humana es una fuente rica de nutrientes
como nitrógeno, fósforo y otras sales. Utilizarla como fertilizante después de
pasar por un tratamiento de esterilizado en cultivos hidropónicos surgió hace
pocos años. La propuesta es, por lo tanto, orientarla para solucionar
problemáticas de tipo ecológico y económico.
“Actualmente en la escuela contamos con un edificio
que trabaja con sistema de baño seco de donde obtenemos la orina, la
esterilizamos y mandamos analizar para saber los niveles y el tipo de sales que
contiene”, agregó Gilberto Torres.
La velocidad de crecimiento de la planta marina es
de alrededor de 15 días, el tiempo de duplicación es de dos días, lo que hace
que sea una producción rápida y basta. Es probable que dentro de tres a cinco
años se pueda cosechar a nivel industrial.
Existen producciones para formar biodiésel que
requieren de azúcares o una fuente de carbón para desarrollarse, pero las algas
son fotosintéticas (captan energía luminosa que transforman en energía química
y fabrican materia orgánica), utilizan el CO2 y la luz para producir azúcares que
se convierten en biomasa y posteriormente en lípidos, compuesto necesario para
la producción del energético y de donde se puede obtener entre 30 y 70 por
ciento.
La producción de combustible a partir de esta
planta aún no ha sido explotada por ninguna empresa en el mundo y sólo se han
desarrollado dos investigaciones sobre el tema en Estados Unidos y España, aún
sin resultados contundentes.
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