No podemos jugar
a la ruleta rusa con el Planeta: Mario Molina
De continuar la tendencia actual de
emisiones de gases de efecto invernadero, existe más de una probabilidad en
cinco de que la temperatura de la Tierra suba cinco o seis grados, afirmó el
premio Nobel de Química 1995, el mexicano Mario Molina.
Dijo que “estamos jugando a la ruleta
rusa con el único planeta que tenemos”, y si la temperatura sube a esas
escalas, lo que no ha pasado en millones de años, habrá consecuencias
catastróficas. “No va a desaparecer la humanidad, pero sí la civilización y la
sociedad como las conocemos”.
Cambiar ese rumbo es posible y a un
precio muy reducido; es lo que deberían hacer los países, porque es altamente
irresponsable que como sociedad, con base en ciencia bien establecida, se
continúe tomando ese riesgo.
Indicó lo anterior al impartir su
primera cátedra en la UNAM, en donde sostuvo que esa situación implica no sólo
costos económicos, sino razones éticas y morales. “No podemos dejar a futuras
generaciones un planeta donde sea más difícil tener una calidad de vida como la
que tenemos hoy”.
El problema, remarcó, es global. Las
sociedades emiten gases que cambian la composición química de la atmósfera y
por eso el clima se modifica. Pero la mayor dificultad al respecto es que no se
ha llegado a un acuerdo internacional, en buena parte porque el tema se ha
polarizado políticamente y han habido campañas financiadas en Estados Unidos y
Europa para desacreditar la ciencia del cambio climático.
Alrededor de esto, señaló, existen
varios mitos: el primero es que los expertos no están de acuerdo. En realidad,
hay un consenso extraordinario, donde más de 97 por ciento de los científicos
coinciden no sólo en que el fenómeno ya se da, sino en que es causa de la
actividad humana.
Otro es pretender que se trata de un
problema para finales de siglo, si bien ya se presentan muchos impactos. Los
extremos en el clima y las inundaciones se han podido asociar –estadísticamente
en los últimos años y con base en documentación científica– con las emisiones
de los gases de efecto invernadero.
Uno más es que los combustibles fósiles,
tan importantes para el progreso de la sociedad, no se pueden dejar de usar. Lo
cierto es que, no de forma repentina, pero sí se pueden sustituir por energías
renovables, como la eólica o la solar, “y si se hace de manera inteligente le
cuesta menos a la sociedad, mucho menos de lo que le costará si no se toman
medidas”.
Antes, habló del caso de la capa de
ozono. Gracias a su existencia, explicó, la vida como la conocemos pudo
evolucionar. Al principio de todo, la química era distinta.
Ahora, si disminuye la cantidad de ozono
en la estratósfera, llegaría más luz ultravioleta (UV) a la superficie
terrestre, situación preocupante porque esa radiación es capaz de romper las
moléculas de ADN.
Donde hay menos ozono, hay más radiación
UV y, entre otras consecuencias, se presentan más casos de cáncer de piel entre
la población.
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