El presidente de Estados Unidos, Donald
Trump, firmó una orden ejecutiva que implica el
desmantelamiento de las regulaciones que aprobó la Administración de Barack
Obama para combatir el Cambio Climático, bajo la premisa de que
estas leyes lastran el desarrollo económico.
Trump ha explicado que, con esta iniciativa, quiere "eliminar
los excesos federales" y promover la "libertad económica", con el objetivo de recuperar unas políticas que se
remontan "mucho más de ocho años" atrás, lo que implica también una
crítica velada a otros exmandatarios.
Declaró que "con esta acción ejecutiva, estoy dando un paso
histórico para levantar las restricciones sobre la energía estadounidense, revertir el intrusismo del Gobierno y cancelar las
regulaciones que destruyen empleos. Mi Administración va a terminar con la
guerra contra el carbón".
El presidente, como ha hecho con algunas
otras medidas polémicas, ha recordado durante el acto
de firma que se está limitando a "cumplir una promesa" que planteó en
campaña. Trump no ha ocultado
su deseo de anteponer el crecimiento económico por encima de otro tipo de
consideraciones.
El decreto ordena a la Agencia de Protección
Ambiental (EPA) que comience a desmontar el Plan de Energía Limpia, una
regulación de 2015 que obligaba a las plantas energéticas a recortar las
emisiones de gases contaminantes.
También se revisarán la moratoria para los permisos de explotación de
carbón, las
regulaciones sobre emisiones de metano y la técnica de fracturación hidráulica
(fracking), la incorporación de protocolos medioambientales en proyectos
federales y el denominado "coste social del carbono".
El portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer,
ha evitado responder de forma clara a la pregunta de un periodista que le
planteaba si Trump seguía pensando que el cambio climático era "un fraude total",
como afirmó el magnate en diciembre de 2013 en Twitter.
Un año antes, Trump llegó a decir que "el calentamiento global
fue creado por los chinos para hacer menos competitivas a las empresas
estadounidenses".
Spicer ha alegado que "el presidente cree que
proteger el medio ambiente y promover la economía no son objetivos
excluyentes" y
ha explicado que la nueva orden ejecutiva contribuirá a que los estadounidenses
tengan "aire y agua limpios" sin "sacrificar" el
crecimiento económico.
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