sábado, 11 de diciembre de 2010

Recursos a favor del ambiente deben llegar a mujeres, COP16

Es cierto que cada grupo quiere que sus temas salgan en las declaraciones finales de la 16 Conferencia Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP-16), pero lo que nosotras decimos es que se reconozcan los derechos de las comunidades y de las mujeres.

Así lo señaló Haydee Rodríguez, directora de la Unión de Cooperativas de Mujeres Productoras “Las Brumas”, organización que nació en Jinotega, Nicaragua, hace 13 años con el objetivo de que las trabajadoras del campo se unieran para diversificar sus productos agrícolas y ganaderos, y generar mejores condiciones de desarrollo.

Previo a su participación en el panel de alto nivel “Financiamiento para el cambio climático con enfoque de género: empoderamiento de la Mujer y su liderazgo hacia una nueva economía verde”, organizado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), la activista señaló cómo se podrían financiar proyectos con perspectiva de género.

--¿Por qué es importante hablar de un financiamiento para combatir el cambio climático que incluya la perspectiva de género?

--Creo que es importante que el financiamiento llegue directamente a las mujeres; es momento de que los gobernantes se den cuenta de que nosotras, las mujeres del campo y las indígenas, hemos estado invisibilizadas todo este tiempo y pese a ello este fenómeno no sólo afecta a las personas que están negociando. Esto afecta a las comunidades y por ende a las mujeres. Aunque es cierto que nosotras siempre hemos trabajado y fortalecido nuestra capacidad de recuperarnos frente a los impactos del cambio climático a través de la preservación y gestión de recursos naturales.

En la comunidad internacional existe una gran preocupación por el acceso y la generación de ingresos económicos. ¿Cómo van estas negociaciones?

He visto que hay bastantes dificultades para ponerse de acuerdo en los temas referentes al cambio climático, tales como la mitigación y la adaptación. Pero nosotras como mujeres queremos que ese financiamiento nos considere, porque tomar en cuenta el papel activo de las mujeres sería una forma de promover un desarrollo sustentable. No sólo queremos estar en la documentación, queremos ser gestoras de eso y que las iniciativas y prácticas que han generado las comunidades de base se conviertan en políticas públicas. Ésa es una forma de construir sociedades más concientes y capaces de hacer frente a los efectos del cambio climático, de lo contrario no salimos adelante”.

--¿Qué tendrían que hacer los gobiernos para fortalecer el papel femenino en la llamada economía verde emergente?

--Pienso que los gobiernos en cada país deben vincularse con las organizaciones de base y buscar la colaboración de agencias y donantes bilaterales y multilaterales que se comprometan a colaborar con nuestros esfuerzos; además deben conectarse con el campo, de lo contrario, que no sigan negociando porque de nada les va a servir.

Una respuesta a los problemas de la economía comunitaria es la conformación de cooperativas. Este modelo además de forjar prácticas que mejoran la producción en el campo y que conservan las cualidades del suelo, promueven un financiamiento con perspectiva de género, es decir enfocado en las necesidades de las mujeres.

Para esta nicaragüense, también es integrante de la organización Groots International, las cooperativas han logrado que las redes de mujeres productoras participen de forma exitosa en las labores de reconstrucción tras los desastres provocados por los huracanes que constantemente golpean a Centroamérica.

--Desde 2007 Naciones Unidas creó el Fondo para la Adaptación con el objetivo de financiar proyectos y programas concretos en países en desarrollo, ¿qué necesitan estas estrategias para ser exitosas?

--Nosotras hemos venido trabajando en la conservación de suelo, en generar nuestros propios abonos, promover una agricultura sostenible. Otra herramienta es el intercambio de experiencias para vincularnos con los gobiernos y que las autoridades locales evalúen el trabajo comunitario. En varios países trabajan diferentes expresiones de base, por ejemplo en Honduras las mujeres tienen bancos de semillas, en Guatemala tienen una estructura agrícola. En el caso de Nicaragua somos cooperativas de mujeres que trabajamos la tierra para comercializar productos y así ayudar a la familia y tener un capital propio.

--Las cooperativas son modelos laborales cuestionados en América Latina, ¿crees que sean un modelo para asegurar el empoderamiento a las mujeres?

--Las cooperativas en muchos países son exitosas porque son grandes, pero en este caso son muy pequeñas… el cooperativismo tiene principios básicos que permiten su desarrollo. Sabemos que cada cooperativa es como una empresa y desde que ingresamos a ella es para buscar desarrollarnos, aprender sobre financiamiento, desarrollar capacidades y mejorar la comercialización pero también incidir en sectores como educación y salud.

En Nicaragua hay cooperativas mixtas y de mujeres, detalló Rodríguez. “Las Brumas” agrupa a cerca de mil 200 productoras en 20 cooperativas de base que producen café orgánico, ganado, aves menores, medicina natural, plantas ornamentales y granos básicos, entre otros.

De acuerdo con Haydee Rodríguez, las mujeres no se quedan esperando que Naciones Unidas, el Banco Mundial, las instituciones financieras o sus gobiernos les lleven las soluciones; mediante las cooperativas ellas transforman su realidad, por ello, afirmó, “ampliar este tipo de asociaciones ayudaría a que las comunidades sean beneficiadas de los fondos disponibles”.

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